Por Claudia Bedoya Madrid
Con una buena dosis de motivación los clientes compran más, los empleados se sienten satisfechos y son más productivos.
Sin embargo, en Colombia no existe la cultura del reconocimiento y la desmotivación parece ser la constante.
Desmotivados para hacer negocios están los empresarios, desinteresados en aprender viven los estudiantes, desestimulados para trabajar, se sienten los obreros y apáticos para comprar lucen los consumidores en tiempos de recesión.
Los empresarios reconocen teóricamente, que los negocios crecen con una buena dosis de motivación.
Sin embargo, con excepción de pocas empresas, una gran porción de la gente al interior de las organizaciones se mantiene desmotivada.
Eso se explica en parte, por la situación económica que vive el país y la reducción de nóminas en las empresas.
Para tratar diseñar programas que disminuyan ese impacto negativo, se creó Jostens Reconocimientos S.A.
Esta compañía fue fundada en 1997 por ocho importantes firmas que integran el Grupo Empresarial Antioqueño (Gea) en asocio con la norteamericana Jostens Inc.
Para Jostens la motivación y los incentivos se han convertido en un negocio rentable al registrar utilidades operativas por 70 millones de pesos y ventas por 3.327 millones de pesos en 1999.
Juan Pablo Pérez, gerente de Reconocimientos S.A., advierte que la labor no es fácil, pues según él, en Colombia, realmente la cultura del reconocimiento no existe.
"Aquí existe la cultura de lo que nosotros llamamos la varilla, la cultura del garrote", dice Pérez.
Los empresarios tienen la concepción de que a un individuo se le paga para que haga uno u otro trabajo y si no lo hace, simplemente lo castigan.
Pérez considera que, eso no basta, que al ser humano hay que reconocerlo, motivarlo y que en Colombia se necesita ampliar esa cultura: es decir, menos garrote y más reconocimientos.
Fuente Diario El Tiempo
Comentarios