La tesis oficial es que cambiar la legislación laboral colombiana para hacerla más flexible es uno de los requisitos básicos para generar nuevos puestos de trabajo, y permitir a las empresas nacionales ser más competitivas frente a otros países que si tienen esa flexibilidad.
Es cierto que la ley colombiana es un poco menos favorable a los empleadores en materias tales como la indemnización por despido sin justa causa, el recargo por días festivos y los costos parafiscales. Pero en relación al salario mínimo, es absurdo pensar que allí se encuentra la causa del agudo desempleo actual, o que modificando esas leyes se incrementará de manera significativa la demanda de trabajadores. Y no pueden ser causa de la situación actual, por la simple razón de que esas mismas leyes existían desde mucho antes de que las empresas empezaran a liquidar trabajadores o simplemente se quebraran.
Pero el argumento en contra de la propuesta oficial es más fuerte. Si la receta de la flexibilización funcionara, el sector de la construcción debería estar generando miles de puestos de trabajo pues es el sector con mayor flexibilidad en la contratación laboral. Y por la misma razón las Pymes -con su mayor grado de informalidad que la gran industria- deberían estar boyantes y contratando cada vez más trabajadores, y no en la situación desesperada que en los dos últimos años ha llevado a miles de pequeñas empresas a cerrar sus puertas. Pero la realidad es muy distinta a las teorías, y tanto la construcción como las PYMES están en crisis a pesar de la flexibilidad de sus contratos laborales.
Tampoco convencen los análisis que señalan a los altos costos de despido como el obstáculo para enganchar más trabajadores, ni la sugerencia de permitir "zonas francas" laborales sin ese tipo de rigideces para incentivar a los empresarios a crear más empleo.
La verdad es que si un empresario tiene buenas perspectivas de ventas y utilidades no solo contrata trabajadores en las condiciones actuales, sino que celebra otros contratos con mayores inflexibilidades, como por ejemplo la compra de maquinaria o la construcción de instalaciones industriales.
Es posible que la legislación laboral colombiana requiera de ciertos ajustes menores para adecuarse mejor al contexto de la globalización, pero no es esa la raíz del problema del desempleo. El nuevo Ministro de Hacienda debe saber que en las circunstancias actuales no vale la pena desgastarse en una costosa confrontación que puede alterar aún más el clima laboral sin traer beneficios significativos. Es mejor que concentre sus esfuerzos tratando de mejorar las perspectivas de ventas y utilidades de las empresas, lo cual será el mejor estímulo para que se generen nuevos empleos.
Fuente /* Portafolio
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