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El lunes 15 de diciembre fue una fecha clave dentro del proceso de negociación del salario mínimo para 2026 en Colombia. La ley establece este día como el primer plazo para que empresarios y sindicatos alcancen un acuerdo que evite que el incremento sea definido por decreto. Aunque las conversaciones pueden extenderse hasta el 20 de diciembre, la amplia distancia entre las propuestas mantiene la incertidumbre y eleva la tensión en la mesa de concertación.
La jornada decisiva llega tras una semana intensa de discusiones, en la que se formalizaron las propuestas de las partes durante una sesión que se prolongó por más de seis horas. El encuentro dejó en evidencia un punto de partida complejo, marcado por posturas opuestas y un contexto económico retador, en el que se ven involucradas la inflación, los riesgos sobre el empleo formal y el debate alrededor del poder adquisitivo de los trabajadores.
Una brecha que dificultad el consenso
El ministro del Trabajo, Antonio Sanguino, confirmó que la diferencia entre las propuestas alcanza los nueve puntos porcentuales, un margen significativo que complica la posibilidad de acuerdo. Según explicó, cada planteamiento fue sustentado en variables macroeconómicas como la productividad, la inflación causada, la inflación esperada y el impacto del costo de vida en los hogares.
Desde la posición de los trabajadores, la propuesta es un aumento del 16 % tanto para el salario mínimo como para el auxilio de transporte. De acuerdo con el ministro, este planteamiento busca proteger el ingreso de las familias frente al deterioro generado por la inflación y se enmarca en el concepto de salario digno promovido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Sindicatos: pesimismo frente a la concertación
Para las centrales obreras, el escenario actual no resulta alentador. Fabio Arias, presidente de la CUT, calificó la distancia con los empresarios como “abismal” y expresó su escepticismo frente a la posibilidad de alcanzar un consenso. En ese contexto, señaló que el Gobierno debería considerar la opción de decretar el salario mínimo en una cifra más cercana a la propuesta de los trabajadores, ante las dificultades evidentes en la mesa de negociación.
Además, Arias mencionó que el ambiente político y las tensiones institucionales también influyen en el desarrollo del proceso, lo que agrega complejidad a una negociación que ya enfrenta múltiples variables económicas y sociales.
Empresarios defienden un incremento moderado
Desde el sector empresarial, la postura es claramente distinta. Los gremios propusieron un aumento del 7,21 % para el salario mínimo y el auxilio de transporte, una cifra que, según Fenalco, supera el cálculo técnico basado en inflación y productividad, estimado en 6,21 %.
Para los empresarios, esta propuesta representa un esfuerzo significativo en medio de un entorno económico desafiante, en el que las empresas buscan mantener la sostenibilidad, proteger el empleo formal y enfrentar presiones derivadas de los costos operativos.
Con las posiciones aún distantes, la negociación del salario mínimo para 2026 entra en una etapa definitiva. El resultado de las próximas jornadas será determinante no solo para el ingreso de millones de trabajadores, sino también para el comportamiento del empleo y la dinámica económica del país en el próximo año.
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