En Colombia, las mujeres aún se encuentran con obstáculos para acceder a empleos que ofrezcan estabilidad, crecimiento y salarios competitivos. Uno de los sectores con mayor potencial para cerrar esa brecha es el de la ingeniería. Aunque solo el 14% de los estudiantes en estas carreras son mujeres, quienes se gradúan cuentan con un 95% de probabilidades de conseguir trabajo en los primeros seis meses, con un salario promedio cercano a los $2.800.000 COP.
En contraste, las profesionales de áreas no STEM enfrentan mayores dificultades: sus oportunidades de vinculación oscilan entre el 43% y el 60%, con salarios que rondan entre $1.200.000 y $1.800.000 COP. La diferencia es evidente y refleja el peso de la formación en disciplinas técnicas y científicas para alcanzar mejores condiciones laborales.
El rezago histórico también es significativo: en la última década, solo una de cada cuatro personas graduadas en ingeniería ha sido mujer. Sin embargo, hay campos donde ellas han ganado terreno, como la ingeniería ambiental (66% de representación femenina), biomédica (53%) y química (51%).
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A esta situación se suma lo reportado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). En el trimestre móvil marzo-mayo de 2025, la tasa de desocupación femenina fue de 11,8%, frente al 7,2% de los hombres, lo que marca una diferencia de 4,6 puntos porcentuales. Esta brecha refleja una segregación ocupacional persistente: mientras ellas se concentran en sectores como comercio, educación, salud y servicios personales, los hombres predominan en construcción, transporte, tecnología y manufactura. Esto limita el acceso femenino a empleos con mejores ingresos y mayores posibilidades de desarrollo profesional.
Este panorama evidencia la necesidad de implementar políticas públicas y programas empresariales que incentiven la participación de más mujeres en sectores estratégicos y de alto impacto. Promover su inclusión en áreas STEM no solo contribuye a la equidad de género, sino que fortalece la innovación, la competitividad y la diversidad en el mercado laboral colombiano.
Las cifras muestran que las mujeres que eligen carreras en ingeniería tienen mayores posibilidades de empleabilidad y mejores ingresos, la baja participación femenina y la segregación laboral continúan siendo un desafío estructural en Colombia. El reto está en transformar las políticas educativas, empresariales y sociales para que más mujeres accedan a sectores de alto impacto, derriben barreras históricas y puedan construir trayectorias profesionales equitativas y sostenibles. Solo así será posible avanzar hacia un mercado laboral verdaderamente inclusivo y competitivo.
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