La progresiva disminución de la jornada laboral, establecida por la Ley 2101 de 2021, mostró efectos mixtos en la economía colombiana entre 2022 y 2025. Según el análisis Descifrando el mercado laboral: Parte I ¿Menos horas, más empleo? de Corficolombiana, el promedio semanal de horas trabajadas por persona pasó de 43,3 a 41,8 horas —una contracción del 3,5%, mientras que las horas totales trabajadas en la economía aumentaron 4,6%.
Corficolombiana estima que alrededor de 787.000 nuevos trabajadores fueron incorporados para compensar la reducción horaria por empleado. Como resultado, la tasa de desempleo descendió hasta 8,6% en agosto de 2025, la cifra más baja registrada para ese mes desde que el DANE lleva estadísticas, y por debajo del 9,7% registrado en 2024.
Efectos por sector
En el sector formal, donde la norma se usa con mayor rigor, la ocupación creció 14%, mientras que el total de horas trabajadas se incrementó 7,7%. En el sector informal, el aumento fue más moderado: 4,3% en ocupación y 1,9% en horas trabajadas. Estas diferencias indican que la reducción de jornada ha impulsado la contratación en actividades formalizadas, aunque sin una equivalencia proporcional en las horas productivas generadas.
Productividad en retroceso
El estudio señala que la productividad por trabajador cayó 3,1% en el periodo estudiado. Esto se explica por la redistribución del mismo volumen de trabajo entre un mayor número de personas, lo cual reduce la producción por hora trabajada.
Implicaciones económicas
Corficolombiana advierte que, si bien la caída del desempleo es un resultado positivo, la pérdida de productividad plantea un reto para la competitividad y la eficiencia del país. El informe sugiere la necesidad de políticas complementarias que promuevan la innovación, la formación técnica y la adopción tecnológica para contrarrestar la menor productividad por trabajador.
La reducción progresiva de la jornada laboral ha sido un factor relevante en la dinamización del empleo formal en Colombia: llevó a la incorporación de cientos de miles de trabajadores y contribuyó a llevar el desempleo a niveles históricos bajos para agosto de 2025. Sin embargo, la caída en productividad por trabajador plantea un desafío estructural: lograr que la mayor ocupación vaya acompañada de mejoras en eficiencia y valor agregado, mediante políticas de formación, innovación y tecnología.
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